Posiblemente hayas intentado seguir alguna rutina para mejorar tu estado físico, tu salud, tu fuerza o resistencia. Sin embargo es probable que te hayas topado con una rutina que te resultó difícil de completar o mantener a lo largo de las semanas. Pudiste pensar que con el paso del tiempo te adaptarías a los ejercicios pero quizá la elevada dificultad te hizo desistir y pensar que el deporte es algo que requiere de mucho esfuerzo.
Es normal pensar que dando el máximo conseguiremos grandes resultados, sin embargo esto no es del todo cierto. Es más importante la frecuencia, es decir, los días a la semana que hagamos actividad física. Por ejemplo, si pensamos entrenar 3 días a la semana tendremos que añadir más ejercicio por sesión que si lo hacemos 6 días a la semana. Esto tiene algunas desventajas.
Si aumentamos el esfuerzo pensando que luego tendremos varios días para descansar, es más fácil acercarnos al límite de nuestra capacidad de recuperación. Esto provocará, además de terminar reventados, que muy posiblemente no nos recuperemos completamente para el siguiente entrenamiento aunque descansemos dos o tres días, todo dependerá del nivel de dificultad de tu entrenamiento y de tu nivel actual.
Entonces, mientras más frecuencia le demos a los entrenamientos mejor, pero ¿Cómo sabemos si un entrenamiento es demasiado difícil o fácil para nosotros? Bueno, la respuesta es que nos fijemos en las sensaciones que tenemos durante el resto del día, después de hacer la rutina de ejercicios. Si después de descansar nos sentimos demasiado agotados o cansados posiblemente nos hayamos pasado con la dificultad. Las agujetas o dolores musculares también son un indicador de que hicimos un entrenamiento demasiado duro para nuestro estado actual.
Y la clave para progresar viene ahora, subir la dificultad ligeramente después de un par de semanas. Quizá sea tentador subir mucho el nivel de la rutina pero es mejor confiar en la sobrecarga progresiva. De esta manera con el paso de los meses iremos mejorando y evitaremos problemas como, el cansancio acumulado o las lesiones. Estos problemas detendrían el entrenamiento por mucho tiempo y si es una lesión puede ser aún más tiempo.
Recuerda "El viaje de mil kilómetros inicia con un solo paso" (Lao-Tse). En conclusión, se puede decir que más importante que hacer grandes esfuerzos es ser constante.
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