Vale, a todos nos ha pasado alguna vez, vamos a tope con esas acciones que debemos llevar a cabo para cumplir nuestra meta y de repente, algo se atraviesa en el camino. Es muy normal, aunque para nosotros puede ser la peor acción o el peor error jamás cometido. Y bueno, es que, al salirnos de los planes, estamos desviándonos del camino directo a nuestra menta o inclusive podríamos compararlo con caminar hacia atrás un poco en lugar de seguir avanzando. Por eso lo sentimos como un error y comenzamos a sentir culpa o remordimiento y a angustiarnos por los posibles resultados que podría traer esa acción. Pero, ¿te has puesto a pensar que puede más bien ser parte del proceso?
Más que errores podrías tomarlos como experiencias de aprendizaje. Muchas veces no somos conscientes de la importancia de algo hasta que dejamos de tenerlo o de hacerlo. Salirnos de los planes, nos hace aprender sobre la importancia de seguirlos y nos hace notar la diferencia de como nos sentimos con y sin ellos.
Aquí tienes 2 cosas que puedes hacer cuando te sales del plan:
- No desesperarte: tómalo como una situación que si bien es irreversible no te frena, solo diste unos pasos hacia atrás, más no te saliste del camino, puedes continuar avanzando.
-¡Continuar con el plan: así de fácil y sencillo, cuando nos salimos de los planes, todo lo que queda es tomar la determinación de retomarlos!