Muchos pensamos en comenzar una dieta porque consideramos que necesitamos bajar o subir de peso, nos enfocamos en un número de la báscula o en el tiempo que vamos a tardar en bajar esos kilos. Pasando desapercibido el proceso que hay para llegar a la meta y la influencia tan grande que tienen nuestros pensamientos y nuestra mente.
Podrás preguntarte, ¿Bueno que tanta influencia puede tener? Imagínate una persona que tenga que bajar de peso por salud y cada vez que tiene en mente iniciar una dieta o contactar a un nutricionista, piensa “mejor lo llamo el lunes o mejor lo llamo la otra semana” O un caso donde la persona ya este haciendo dieta y piense: "es que es injusto que los demás puedan comer y yo no pueda". En ambos casos, la forma de percibir la realidad hace que ninguno llegue a la meta. Todo por los pensamientos.
En psicología, los pensamientos están relacionados a nuestro sentir y accionar. Es decir, un pensamiento puede hacer que yo me sienta bien o me sienta alterado emocionalmente. Eso a su vez, hace que yo reaccioné de determinada forma en base a esa emoción. En el ejemplo anterior, la persona que piensa que es injusto que los demás puedan comer, maneja una emoción de molestia y frustración, eso la lleva a reaccionar por impulso y termina saliéndose del plan nutricional y comiendo tal vez, todo lo que no pudo comer en días anteriores.
Al día siguiente esa persona puede sentirse culpable por la acción que cometió el día anterior, esa sensación de culpa puede que la lleve a pensar que “no sirve para hacer dieta” “que nunca podrá tener un estilo de vida saludable” y como consecuencia, su acción sea abandonar la meta.
Aunque parezca extremista el ejemplo, es más frecuente de lo que pensamos. Por eso, quiero comentarte estas practicas mentales que debes saber antes de comenzar una dieta:
1- Tener un objetivo claro:
¿Qué deseas alcanzar? Bajar determinados kilos, bajar medidas corporales, mejorar tu seguridad propia, etc. Esa meta grande, la vas a dividir en pequeñas metas que te llevaran a lograr ese propósito mayor. Eso hará tu meta mucho más realista y más sencilla de conseguir.
2- Piensa en los aspectos positivos de tu objetivo:
Enumera todas las ventajas que te traerá llegar a esa meta, visualízalo. Recordando siempre que tendrás que ir subiendo peldaños, ¿Cómo te sentirás al lograr, por ejemplo, la primera meta pequeña de tu plan?
3- Se consciente de tus pensamientos y emociones que se relacionan con la mala alimentación:
Por ejemplo, dejarse llevar por la ansiedad y comer dulces en extremo o percatarnos de los pensamientos que tenemos mediante un diario, escribiendo nuestros pensamientos, emociones y la acción que realizamos. Eso nos permitirá conocernos y saber que nos lleva a tener malos hábitos alimenticios.
4- Práctica la re estructuración mental:
Si sabemos que tenemos ciertos pensamientos que nos limitan, podemos reestructurar la forma en como percibimos la realidad. Transformando los "no puedo" por "yo se que soy capaz de lograr lo que me proponga" "tengo cualidades suficientes para lograrlo" ¿Notas la diferencia? La emoción que generan esos pensamientos, es muy diferente. ¿Es un proceso sencillo? No, no lo es, pero con un poco de practica lo podemos lograr.
5- Practica la autoaceptación:
Forma parte de la autoestima, es dejar de pelearnos con la realidad. Aceptar nuestro cuerpo antes, durante y después del proceso de dieta. Aceptarlo en cada una de sus facetas. Aceptar no implica que tiene que gustarnos al 100%, si nos vamos a un plano real, puede que existan ciertas cosas que no nos gusten, lo importante es poder verlo en una perspectiva de la funcionalidad y de lo mucho que nos ayuda. Por ejemplo, a alguien que no le guste el aspecto de sus piernas en lugar de fijarse en la celulitis o en aquello que no le guste, puede verlo desde la perspectiva de lo que las piernas hacen por esa persona. Gracias a las piernas ella puede movilizarse, transportarse, tiene un soporte. Aceptarnos tal cual somos, es sin duda una de las claves más importantes del proceso.
6- Gestiona tus emociones:
Las situaciones del día a día nos pueden conmover emocionalmente de muchas maneras, podemos sentirnos frustados, agotados, molestos, alegres, aburridos, etc. Las emociones son energía que cuando aparece, busca salir. Si nosotros no la gestionamos adecuadamente, podemos recurrir a la comida como una forma simbólicamente de callar o ahogar esas emociones que sentimos. Claro está, esto ocurre de forma inconsciente. Por ello, es importante ser conscientes de ello y practicar actividades que nos permitan liberar esas emociones como: la meditación, el mindfulness, hacer ejercicio, llevar un diario, hablar con alguien.
7- Se consciente si comes por hambre física o por emoción:
Con esto hago referencia a lo que solemos conocer popularmente como “comer por ansiedad”. Sin embargo, como les comentaba en el texto anterior, podemos comer por ansiedad o por cualquier otra emoción mal gestionada. ¿Cómo nos damos cuenta que estamos comiendo por emoción? Cuando sentimos un hambre intensa que aparece de forma repentina, si tenemos antojos de algo en específico y sobre todo de comida chatarra, si sientes que no puedes esperar porque tienes que saciarte. En ese caso, es recomendado, hacer un stop y pensar en que emoción estamos experimentando, de donde proviene y buscar gestionarla aplicando una de las herramientas que te mencione.
8- Asesorate con un especialista:
Siempre que vayas a iniciar un proceso de cambios, te recomendamos acudir con un profesional que determine el plan que necesitas. Hacerlo sin asesoramiento puede llevarnos a perjudiar nuestra salud practicando dietas extremas que no estan adaptadas a tu objetivo.
En Vit Club, cuentas con el asesoramiento de especialistas en nutrición y deporte, así como, en el área de coaching. Estamos disponibles para ayudarte en tu proceso de transformación personal.
Para terminar, quiero recordarte:
“La mente está en su propio lugar, y en sí misma puede hacer del infierno el cielo, y del cielo un infierno” – John Milton
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